Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
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martes, 5 de junio de 2012

EL PRIMER ROBO DE AUTO EN EL PAÍS


FUE A PRINCIPIOS DE SIGLO, HUBO VARIOS DISPAROS, PERSECUCIÓN POR DISTINTAS PARTES DE LA CIUDAD Y UN MUERTO. EL DELITO FUE INSPIRADO POR LA PASIÓN, MÁS QUE POR UN RÉDITO ECONÓMICO

POR JUAN PABLO ROBLEDO
El hecho delictivo sucedió el jueves 20 de marzo de 1913. la prensa lo calificó como: "un caso único, como tal vez no se registre más en las crónicas del país entero, el primero del que tenemos conocimientos en la república. Lo cierto era que en Rosario se cometió el primer robo de un auto en el país. El robo tuvo como protagonistas a Dardo Balmaceda, de 20 años, y a Julio Espeche, de 18. Ambos vivían en la ciudad de Santa Fe. El primero trabajaba en el puerto de la capital provincial y Espeche era periodista. Cuando lo detuvieron se le secuestró un carnet de repórter con su nombre, para el diario "El Parque".
Al averiguar los antecedentes de Dardo Balmaceda se determinó que tenía un pedido de captura de la justicia de Santa Fe del 4 de mayo de 1912, por estafa y varios robos. Lo sorprendente fue que cuando trabajó en el gabinete de identificaciones de la policía "aprovechó para borrar en todas las órdenes del día la parte donde su captura se hallaba recomendada", según denunciaba el diario "La Capital" de entonces. Los dos jóvenes llegaron a la ciudad en la mañana del 19 de marzo y se aloja ron en un conventillo llamado Galileo, de Paraguay y Córdoba. Con la excusa de alquilar un auto, recorrieron varios garajes; y también compraron un revólver. Al día siguiente se presentaron en un garaje céntrico de los hermanos Carillo, en Paraguay 833 y alquilaron un auto Landolet, chapa número 164, a cargo del chofer Antonio Macorich. El viaje comenzó al atardecer: el chofer los llevó hasta el barrio Saladillo y al regresar pasó por la avenida Pelle-grini y el Parque Independencia. Lue­go de tomar un café en el bar Belgrano, de Oroño y Montevideo, los viajeros pidieron volver hacia calle San Martín. Antes de eso las personas dieron instrucciones de volver hacia el Saladillo. Esperaron unos minutos para cargar combustible, pero esta vez Balmace­da quiso tomar el volante. El chofer se negó, pero termino cediendo. "El muchacho manejaba admirablemente", declaró más tarde el conductor. Al llegar a la intercepción de las calles Alem y Gaboto, Balmaceda empujó al chofer del auto y cuando éste intentó recuperar el auto, Espeche sacó de modo amenazante su arma y lo ahuyentó con un par de disparos al aire. Rápidamente, el chofer hizo la denuncia en la seccional 6a y en la madrugada del viernes comenzó la búsqueda del auto. El despliegue fue modesto y el operativo fue caratulado como "la caza del 164" a cargo del mismo estaban el comisario José Brignardello, el jefe de la comisaría de Investigaciones, Feliz de la Fuente, los agentes Luis Gilbert y Alfredo Berreta y algunos vigilantes que estaban de servicio. Cerca de las dos de la madrugada, uno de esos vigilantes ubicó al auto en La Plata (actual Ovidio Lagos) y Mendoza. El vigilante ajeno al hecho, exigió a Balmaceda que encendiera las luces de sus faroles para que pueda ser identificado. Los ladrones respondieron con disparos que no hirieron al policía, y luego, con gran habilidad, Balmaceda eludió el cerco y tomó por calle (General López) ahora San Juan. Al cruzar una avenida se dio el segundo tiroteo con otros uniformados dirigidos por el agente José Ortiz.
El auto, sin rumbo fijo, se estrelló contra un árbol de la Plaza Santa Rosa. Su conductor estaba herido con una bala en la nuca y murió en el acto. Su cómplice fue detenido y terminó por declarar: "Me invitó a dar un paseo en auto por la ciudad. Sus intenciones eran buenas al principio; pero luego, al ver que carecía de la suma que adeudaban al chofer, decidió proponerme que lo caloteáramo (hurtáramos)" La pareja delictiva buscaba un lugar para cargar combustible y seguir la fuga. Lo cierto es que sin intención, este hecho inauguró los robos de automóviles en nuestro país, aunque este delito se debió más a una pasión que a un fin económico, como suele suceder en estos casos.-

Bibliografía:
Aguirre, Osvaldo, "La Chicago argentina. Crimen, mafia y prostitución en Rosario" Editorial Fundación Ross, año 2000.
Archivo diario La Capital
Zinni, Héctor Nicolás - Ielpi Rafael Oscar, "Prostitución y rufianismo". Editorial Homo Sapiens Ediciones, año 2004

 
Fuente: extraído de la revista “Rosario, su Historia y Región. Fascículo N• 97 de  Junio de2011
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