Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

Vistas de página en total

miércoles, 27 de junio de 2012

PRINCIPIOS DE SIGLO


A1 Iniciarse el año 1900 la población de Rosario era de 113.168 habitantes, compuesta "de un 60 % de argentinos y el resto, de un heterogéneo núcleo de nacionalidades extranjeras, que en proporción mayoritaria se abocó su dinámica fabril, resorte primordial de su pujanza económica.
Marta Frutos de Prieto y Ada Lattuca de Chede señalan que "esta actividad se desarrolla en 943 fábricas y talleres que el Censo Municipal agrupó por ramas afines. En el correspondiente a la. Alimentación, 111 eran los establecimientos, siendo los mayoritarios las panaderías y fábricas de licores, refrescos y aguas gaseosas. La rama Construcciones contaba con 82 unidades, 34 carpinterías y 31 hornos de ladrillos incluidos en ella. La industria del Vestido y Tocador se hallaba integrada por 240 fábricas y talleres, predominantes en ella las sastrerías. En el rubro Maderas y Anexos trabajaban 37 establecimientos, 14 de ellos destinados a la fabricación de carros, carruajes y ruedas. Los Metales y Anexos constituían la rama más importante en lo que respecta al número de fábricas y talleres y el volumen de su producción, 374 en total. En la elaboración del cuero trabajaban 13 curtiembres y 10 talabarterías. Las Artes Gráficas, Papel y Anexos contaban con 17 em­presas (9 imprentas y litografías). Existían 22 talleres en la rama Artísticos y Adornos, 9 fábricas de productos Químicos y 28 Industrias Varias".
El Dr. Gabriel Carrasco da una visión de Rosario en esos años: "el inmenso movimiento comercial e industrial del Rosario se hace notar a cada instante; siempre se oye el silbato de vapores que llegan o salen, el silbato de locomotoras que anuncian el principio o fin de sus viajes, el tañido de las numerosas campanillas eléctricas de los teléfonos cuyos hilos cubren a la ciudad como una inmensa red; el resoplido de las máquinas a vapor que funcionan en todas las fábricas y talleres y el ruido de los martillos, sierras y máquinas de todo género en perpetuo movimiento. . ."
En este momento se inicia un proceso de expansión de las industrias rosarinas.
Hacia 1910 había concluido la ocupación y la organización del territorio en el área de Rosario, al completarse la mayor parte del proceso de colonización del sur de Santa Fe y de construcción de la infraestructura ferroviaria principal. En aquel año las actividades manufactureras ya ocupaban el 13,5 % de la población económicamente activa de la ciudad.
El sector industrial continuó desarrollándose como un complemento de las actividades de importación y exportación, en una región totalmente integrada al mercado mundial y se asentaba sobre el rol intermediador que caracterizaba a Rosario.
En efecto, la aparición de una actividad industrial significativa se explica por la expansión del mercado local en virtud del incremento de la población y de los niveles de ingreso, dependientes ambos de la actividad agropecuaria, y por la posibilidad de distribuir productos en todo el mercado nacional, debido a la red de transporte que operaba en función de aquellas. Las actividades agropecuarias también proveían los insumos para las pocas industrias de exportación, como por ejemplo la molinera.
Hacia mediados de la década de 19201a expansión industrial ya había modificado las características socioeconómicas de la ciudad. Las industrias manufactureras empleaban, en 1926, a casi un tercio de la población económicamente activa, que en 15 años había tendido a desplazarse desde los servicios domésticos, las profesiones liberales y la administración pública, ocupaciones típicas de las economías con un bajo nivel de desarrollo, hacia la industria y el comercio, características de las economías en crecimiento de esa época.
Sin embargo, las ramas manufacturas seguían limitadas a las antiguas: alimentos, materiales de construcción, agroindustrias de exportación y bienes destinados al sector agropecuario.
La crisis de 1929 puso fin a una etapa de crecimiento basado en la expansión de la demanda externa de productos primarios, cereales, carnes y sus derivados, y marcó el comienzo de una nueva época para Rosario en particular y para Argentina en general.

Fuente: extraído de la revista “Rosario, su Historia de aquí a la vuelta  Fascículo N•5 de Octubre de 1990 Autores: Alicia Castagna, José Luis Pellegrini y María Lidia Woelflin.