Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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jueves, 9 de marzo de 2017

PREGONES Y RECUERDOS

De Francisco Plano
Hubo una época, otros años, en que la ciudad se Poblaba depregones y otros ruidos. Días que comenzaban con el pasar de una vaca con un cencerro que colgaba debajo del cuello, anunciando su llegada. Arrancaba desde la calle 3 de Febrero y Balcarce; el recorrido era de pocas cuadras. Mi vieja y otras madres esperaban con la jarra en la mano, y al pie de la vaca, sentado en una sillita ordeñaba Don Luis.
El lechero de carro, con su gorra y zapatillas vascas, camisa blanca, la faja negra y un pañuelo rojo al cuello, era la vestimenta clásica: Cuando se aproximaba el carro se oía el cascabeleo que llevaba debajo del eje, con cinco tarros de leche y uno de agua
El verdulero pregonando "¡Durazno a 40 el ciento!'. En verano: "¡Sandía calada y colorada, para las niñas enamoradas!"... La inconfundible flauta del afilador, con la correa y rueda grande en la bicicleta. El vendedor de ricota fresca y lupines. En días de lluvia el paragüero, llevando paraguas para sus arreglos. El diarero pregonando "La Capital", "La Acción", Caras y Caretas', "el Mundo Argentino".
El botellero: "Compro diarios viejos, revistas, camas viejas, palos de escobas, botellas vacías"... El arropero, "arrope, tunas". La calesita movida por un caballo. "Pajaritos frescos para la polenta, patrona". El plumerero, "cepillos, escobillones". El turco Elías. "peines, peinetas, jabón, jabonetas, puntillas, agujas
¡Tachero, arreglo ollas, cacerolas, fuentonesL.. El manicero "maní caliente para las viejas sin dientes". El churrero, con la estridente cornetita. El algarrobo, "algarrobo, patrona! ¿Quiere comprar?. Los patitos de cera, no comen ni beben y siempre gorditos". El cartuchero, con el tableteo de una placa metálica golpeando una madera, donde aprendíamos a contar al dar vuelta la ruleta, para ver cuántos cartuchos sacábamos. El manicero nocturno,con su caja de lata, con carbón encendido dentro, parecía una pequeña maquinita de tren, por la chimenea donde salía el humo.
Bibliografía: Güía de Rosario de Francisco Planos